Empezar terapia: cuando algo adentro dice "ya no puedo más"
- Talentallys
- 24 abr
- 2 Min. de lectura
Empezar un proceso terapéutico no siempre viene desde la calma. A veces llega desde la urgencia. Desde ese nudo en la garganta que no se va. Desde la sensación de estar al borde o desde la frase que escucho mucho en consulta: “no pensé que esto sería para mi”.
Y no es casual que muchas veces empecemos terapia así, con el alma alborotada, con emociones encontradas, sintiéndonos rotos y con ganas de arreglar todo ya. Pero también con dudas, miedo, y a veces, cargando mitos como “eso es para locos”, “no debería necesitar ayuda” o “qué voy a decir si ni sé lo que me pasa”.
Empezar terapia mueve muchas cosas. Porque significa mirarnos. Ponerle palabras a lo que duele. Aceptar que no tenemos todas las respuestas. Y eso requiere valentía.
💥 ¿Qué se siente al iniciar un proceso terapéutico?
Un torbellino. Puede haber alivio, pero también miedo. Puedes salir con más preguntas que respuestas. Puedes llorar aunque no sepas por qué. Y eso está bien. Empezar terapia no es “sentirse mejor al instante”, es más bien comenzar a entenderse. Es como limpiar una casa: al principio levantas polvo, pero después todo respira distinto.
🌱 ¿Y qué impacto tiene la terapia?
A corto plazo, quizás no cambie tu vida, pero sí tu forma de mirar lo que estás viviendo. Empiezas a sentir que hay alguien que te escucha de verdad.
A mediano plazo, te das cuenta de patrones, de heridas, de lo que ya no quieres repetir. Aprendes a poner límites, a nombrar tus necesidades.Y a largo plazo… bueno, eso es transformación. Es volver a ti. Es dejar de sobrevivir y empezar a habitarte.
🧭 ¿Y si no sé por dónde empezar?
Te dejo algunas herramientas para dar ese primer paso:
Reconoce la incomodidad. Algo en ti ya está pidiendo ayuda. No lo ignores.
No necesitas tener todo claro. No hace falta saber qué decir ni tener un “motivo importante”. Estás empezando justo por eso.
Busca con quien conectes. La relación terapéutica importa mucho. Es válido cambiar si no te sientes a gusto.
Piensa en pequeño. A veces el primer paso es solo escribirle al terapeuta y decir: “Quiero empezar, pero no sé por dónde”.
Sé amable contigo. No todo se resuelve rápido, pero cada sesión es una inversión en ti, en tu bienestar, en tu historia.
Iniciar un proceso terapéutico no es señal de debilidad. Es, al contrario, un acto de valentía y compromiso contigo misma/o.
Estoy aquí para acompañarte.
Cuando estés list@, nos vemos en sesión. 🌿
Comments