Esa rara mezcla de alivio y culpa cuando alguien se va
- YB
- 1 may
- 2 Min. de lectura
Cuando una relación se termina —sea una pareja, una amistad o cualquier otro vínculo significativo— lo que se siente no siempre es claro. A veces no llega solo la tristeza o el vacío. A veces, también aparece una sensación de alivio… seguida de culpa.
Una parte interna parece respirar más tranquila, como si se aflojara algo que venía sosteniéndose con mucho esfuerzo. Pero esa tranquilidad puede durar poco: enseguida pueden surgir preguntas, dudas o incomodidad.
“¿Está bien sentir esto?”,
“¿No significa que no me importaba?”,
“¿Estoy negando lo que pasó?”
Esta mezcla emocional, aunque confusa, tiene sentido. Porque los vínculos no son lineales. Lo que se sintió, lo que se dio y lo que se necesitó pueden convivir con el cansancio, con el malestar acumulado o con la dificultad de haber sostenido más de lo posible.
En muchos casos, ese alivio no habla de la persona que se fue, sino de lo que el vínculo estaba generando: tensión interna, esfuerzo constante, sensación de estar en alerta o de no poder ser uno mismo del todo.
Y cuando eso termina, es natural que algo se relaje. No porque no haya habido afecto, sino porque también había un costo emocional silencioso.
La culpa suele llegar después. No siempre como una emoción clara, a veces como una incomodidad difusa. Esa culpa puede tener muchas raíces: creencias sobre lo que “debería” sentirse, ideas aprendidas sobre el amor y el compromiso, o incluso una parte interna que siente que está fallando si no duele “lo suficiente”.
Pero no todo lo que alivia niega el afecto. Y no todo lo que duele confirma que algo fue valioso. A veces, el cuerpo registra primero lo que la mente tarda en nombrar: que había algo que ya no se podía sostener. Que el espacio que deja alguien no siempre se siente como pérdida, sino como descanso.
Reconocer esa ambivalencia no significa que no se quiso.
Tampoco significa que no hay duelo.
Solo muestra que las emociones son más complejas que las explicaciones simples que intentamos darles.
Sentir alivio y culpa al mismo tiempo no es una contradicción. Es parte del proceso de acomodar por dentro lo que cambió por fuera.
✨ Tal vez no todo lo que se va deja un vacío. A veces, deja espacio.
🌱 Si esto resonó contigo, es momento de empezar tu proceso. Agenda hoy mismo. Nos vemos en sesión ☺️
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