Extrañar a quien ya no está... 💔
- YB
- 11 jun
- 2 Min. de lectura
Cuando alguien deja de estar —por distancia, por una decisión, por una pérdida o simplemente porque la relación llegó a su fin— no todo se va al mismo tiempo. Las emociones no siguen el ritmo de los hechos. El cuerpo y la mente tardan un poco más en soltar. Y eso también duele.

Extrañar no es un error, ni una señal de que algo anda mal. Es parte del proceso. Porque no solo se extraña a la persona. Muchas veces, se extraña lo que ese vínculo representaba: la compañía, la rutina, los momentos compartidos, las versiones de uno mismo que se activaban estando con el otro.
También se puede extrañar lo que no fue: lo que se esperaba, lo que se imaginó, lo que quedó pendiente. El recuerdo mezcla lo real con lo simbólico, y no siempre es fácil distinguir entre ambos.
El cuerpo guarda huellas: un tono de voz, una forma de mirar, una sensación en el pecho. La mente intenta darle sentido a todo eso. Y las emociones siguen apareciendo, aunque ya se entienda lo que pasó.
Por eso, es importante no confundir el dolor de extrañar con una señal de que deberías volver. No todo lo que duele necesita resolverse regresando.
A veces, sanar es justamente eso: aprender a sostener el vacío con compasión. Entender que extrañar no borra lo que dolió, ni justifica repetir la historia. Es solo una parte más del proceso emocional.
Darte este permiso, sin juicio, también es una forma de cuidarte.
Porque muchas veces, el duelo no es solo por la ausencia de la otra persona. También es por lo que se vivió, por lo que se entregó, por lo que ya no es igual.
Y eso necesita tiempo. Tiempo para reacomodarse internamente. Para mirar lo vivido sin querer cambiarlo, pero también sin negarlo.
No estás fallando por sentirlo. Sentir es parte del camino. Y validar lo que duele, aunque sea confuso, también es sanar.
✨ Extrañar no es retroceder. Extrañar es parte del proceso.
🌱 Si esto resonó contigo, es momento de empezar tu proceso. Agenda hoy mismo. Nos vemos en sesión ☺️
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