Micro duelos que no lloramos (y cómo se nos van acumulando)
- Talentallys
- 24 abr
- 2 Min. de lectura
Hola, soy Yais, psicóloga clínica, y hoy quiero hablarles de algo que está tan presente en el día a día que muchas veces ni lo notamos: los micro duelos.
Sí, micro duelos. No me refiero a las grandes pérdidas como una muerte o una separación dolorosa —aunque también—, sino a esas pequeñas despedidas cotidianas que vamos viviendo y que muchas veces minimizamos.
Por ejemplo:
Cuando cambias de trabajo y aunque estés feliz, igual extrañas a tus compañeros o la rutina.
Cuando un amigo se aleja, sin un conflicto grande, pero simplemente ya no está.
Cuando un plan que esperabas con ilusión se cancela.
Cuando vendes algo con valor sentimental.
O incluso cuando cambias de ciudad, y ya no puedes caminar por las mismas calles de siempre.
Son situaciones que duelen bajito, que no hacen escándalo, que a veces ni compartimos porque pensamos “tampoco es para tanto”. Y eso es justo lo que pasa: no les damos lugar.
Nos decimos cosas como: “ni que fuera tan grave”, “hay gente que está peor”, o “mejor ni pensarlo”. Y sin darnos cuenta, empezamos a acumular estos micro duelos sin digerir, sin despedir, sin sanar.
El tema es que el cuerpo, las emociones y la mente sí lo sienten. Aunque nosotros lo ignoremos, esas pequeñas pérdidas también pesan. Se van quedando como piedritas en el bolsillo… y un día ese bolsillo revienta. Y no sabemos por qué nos sentimos tan sensibles, tan frustrados, tan tristes.
Entonces, ¿qué podemos hacer?
🔹 Darle nombre. Reconocer que eso que sentiste fue una pérdida. Aunque sea pequeña, aunque nadie más lo entienda.
🔹 Permitirte sentir. Quizás no necesitas llorarlo tres días, pero sí darte cinco minutos para decirte: “esto me dolió”.
🔹 Hablarlo. A veces solo necesitamos que alguien escuche, sin juicio, sin comparar. Así sea para decir: “me dio nostalgia dejar mi taza favorita en la mudanza”.
🔹 Y también, cerrar. Agradecer lo que fue, dejarlo ir, y hacer espacio para lo nuevo.
Los micro duelos son parte de la vida, y no necesitamos vivir grandes tragedias para darnos permiso de sentir. Darle espacio a lo que nos duele, por más chiquito que sea, es también un acto de autocuidado.
Estoy aquí para escucharte.
¡Nos vemos en sesión!
Comments