top of page

Micro duelos que no lloramos (y cómo se nos van acumulando)

Hola, soy Yais, psicóloga clínica, y hoy quiero hablarles de algo que está tan presente en el día a día que muchas veces ni lo notamos: los micro duelos.


Sí, micro duelos. No me refiero a las grandes pérdidas como una muerte o una separación dolorosa —aunque también—, sino a esas pequeñas despedidas cotidianas que vamos viviendo y que muchas veces minimizamos.


Por ejemplo:

  • Cuando cambias de trabajo y aunque estés feliz, igual extrañas a tus compañeros o la rutina.

  • Cuando un amigo se aleja, sin un conflicto grande, pero simplemente ya no está.

  • Cuando un plan que esperabas con ilusión se cancela.

  • Cuando vendes algo con valor sentimental.

  • O incluso cuando cambias de ciudad, y ya no puedes caminar por las mismas calles de siempre.


Son situaciones que duelen bajito, que no hacen escándalo, que a veces ni compartimos porque pensamos “tampoco es para tanto”. Y eso es justo lo que pasa: no les damos lugar.

Nos decimos cosas como: “ni que fuera tan grave”, “hay gente que está peor”, o “mejor ni pensarlo”. Y sin darnos cuenta, empezamos a acumular estos micro duelos sin digerir, sin despedir, sin sanar.

El tema es que el cuerpo, las emociones y la mente sí lo sienten. Aunque nosotros lo ignoremos, esas pequeñas pérdidas también pesan. Se van quedando como piedritas en el bolsillo… y un día ese bolsillo revienta. Y no sabemos por qué nos sentimos tan sensibles, tan frustrados, tan tristes.

Entonces, ¿qué podemos hacer?


🔹 Darle nombre. Reconocer que eso que sentiste fue una pérdida. Aunque sea pequeña, aunque nadie más lo entienda.

🔹 Permitirte sentir. Quizás no necesitas llorarlo tres días, pero sí darte cinco minutos para decirte: “esto me dolió”.

🔹 Hablarlo. A veces solo necesitamos que alguien escuche, sin juicio, sin comparar. Así sea para decir: “me dio nostalgia dejar mi taza favorita en la mudanza”.

🔹 Y también, cerrar. Agradecer lo que fue, dejarlo ir, y hacer espacio para lo nuevo.


Los micro duelos son parte de la vida, y no necesitamos vivir grandes tragedias para darnos permiso de sentir. Darle espacio a lo que nos duele, por más chiquito que sea, es también un acto de autocuidado.


Estoy aquí para escucharte.


¡Nos vemos en sesión!

Comments


bottom of page