Dentro de una empresa de servicios bancarios para la cual realizábamos trabajos de consultoría, se presentaba una situación en el tiempo, había un empleado negativo! Ese empleado que contaba con mayor liderazgo que el propio jefe gracias a que usaba información sensible de la compañía para sumar seguidores, ese empleado que boicoteaba todas las actividades que se diseñaban para contrarrestar su popularidad y que transformaba casi inmediatamente a un nuevo ingreso en empleado negativo.
Casi sin notarlo, todos los esfuerzos del área de recursos humanos se volcaba en este empleado, que contrario a lo que esperaban, cada vez empeoraba. Considerando que se trataba de una insatisfacción por no haber ascendido en la estructura de la empresa pese al tiempo de antigüedad, fue ascendido y reconocido. Hecho que solo alimentó su actitud.
Nuestra pregunta fue: ¿Y por qué refuerzan su conducta?
En ese momento notaron que exactamente los que nos contrataron contribuían a que esa situación se presentara, perteneciendo de forma indirecta a la cadena de acciones de un empleado pues para que una situación negativa se presente en el tiempo inevitablemente se evidencia como patrón Victima- Victimario.
A este tipo de trabajadores se les hace fácil imponer su manera de actuar, que si bien es negativa, el resto del grupo lo adopta como cultura propia de supervivencia o pauta para sencillamente evitar el contacto, todo esto como círculo vicioso de cultura interna.
Por ejemplo: Un empleado que llega a su lugar de trabajo diariamente y comparte con una persona que genera una situación incómoda entre otros compañeros sin que exista un correctivo de parte de un supervisor, naturalmente al tercer día, por mucha diferencia de criterios que se tenga y buena disposición, lo más probable es que se comience a ignorar la situación o se incline por actuar igual al que tiene el rol dominante, esto para no propiciar más situaciones desagradables.Ahora bien, si analizamos un poco más el tema, el costo de estos empleados para las empresas es altísimo ya que compromete la productividad esperada, normalmente estas personas son las que no tienen tiempo para participar en nuevos proyectos o metas a cumplir y por su temperamento se rehúsan a salir de su “zona de confort” generando escaso o nulo aporte al negocio.
Un empleado negativo no sólo quebranta el clima laboral sino también el trabajo en equipo y los resultados, obstaculizando el cumplimiento de metas y desmotivando al resto de los trabajadores. Contar con un equipo congeniado sería todo un desafío, por no decir imposible. Por tanto, lo más recomendable siempre será que el jefe intervenga de forma oportuna, obteniendo información de manera discreta del trabajador negativo, para conocer cuál es la causa real, para mediar con él y conseguir que adopte otra postura deseable, ya que si no se ataja a tiempo, éste podría ser un problema importante.
¿A qué puede deberse esta actitud en un trabajador?
Contratación de personal no adecuado.
Poca motivación.
Asignación de puesto equivocado.
No otorgación de ascenso correspondiente.
Monotonía de actividades sin momentos de descanso.
Acumulación o exceso de trabajo.
Falta de evaluaciones que permitan el reconocimiento y valoración del empleado.
Rencillas o malos entendidos entre compañeros.
Favoritismo.
Cambios arbitrarios.
Beneficios laborales no ajustados
Problemas personales/familiares.
Para estos casos, y con el fin de determinar continuamente si ha existido un tipo de cambio desfavorable dentro del equipo podrían realizarse de forma periódica estudios del clima interno para medir y trabajar en aquellos aspectos detonantes que sin duda están al alcance de la empresa.
Y en tu equipo, ¿identificas a algún empleado negativo?
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