Era miércoles de abril, nos preparábamos para la entrevista de un candidato para una de las posiciones requeridas por uno de nuestros clientes. El mismo cumplía con todos los requisitos del perfil solicitado.
Durante la entrevista, evidenciamos que sus respuestas, en cuanto al aspecto laboral, fueron oportunas, acertadas y coherentes, no así, al explorar un poco su entorno familiar, ya que algunas de nuestras preguntas lo movilizó debido al reciente fallecimiento de su padre por Covid-19. Aunque la entrevista siguió y el candidato fue pre-seleccionado para continuar en el proceso de reclutamiento, decidió no avanzar con el ingreso, lo que nos lleva a nosotros como consultora, a elevar la importancia de las situaciones emocionales que presentamos como individuos y que se evidencia y/o interfiere en algún sentido durante los procesos de selección, ya que, de por sí, el tener que asistir a una entrevista genera un estado de tensión, ansiedad al sentirnos evaluados y si a eso le sumamos algún episodio al cual posiblemente no tenemos las herramientas necesarias para sobrellevarlo exitosamente, la reacción pudiera conllevar tanto auto-saboteo de candidatos como error de interpretación por omisión de parte del selector en caso de no contar con determinada información.
Ahora, ¿Cómo te sentirías si te realizamos una pregunta necesaria pero incómoda que aflore tus emociones? Ejemplo: ¿Cómo era la relación que tenías con tu supervisor directo?
Sabemos que existen circunstancias que nos afectan; unas más que otras y a unos más que otros, pero también sabemos que la mayoría de estas pueden ser transitadas y vivenciadas de forma óptima durante los procesos de evaluación, solo sí hemos hecho lo respectivo para poder sobrellevarlas.
Una de las claves sugeridas supone el centrarse en los conocimientos y habilidades que poseemos, incluso practicar algunas preguntas que nos puedan sacar de nuestra zona de confort a fin de que no afloren los nervios y la entrevista podamos sentirnos seguros (sin resistirnos a la posibilidad que preguntas como esas pueden estar presente).
Otra buena alternativa es la aplicación de técnicas para el manejo de emociones como:
Manejo de la respiración: Inhalar, mantener y exhalar.
Afirmaciones positivas.
Sustituir pensamientos negativos por positivo.
Relajación muscular.
Ensayo mental: Donde se imagina/visualiza la situación de una manera favorable a fin de sentirse relajado y seguro.
Autorregulación: A fin de detectar el momento en que se pierde el control.
Terapia Mindfulness o Consciencia Plena: Basada en los principios de la meditación para bajar los niveles de ansiedad en momentos de crisis emocional centrando la mente en el “aquí y el ahora”.
Pero además, si consideramos que hemos atravesado episodios críticos o que la situación es incontrolable, lo más oportuno en ese caso, es recurrir a asistencia terapéutica previo al proceso de entrevistas ya que sabemos que será en ese momento donde se evidenciará todo lo que afrontamos.
No olvides que también es recomendable que en el caso de contar con alguna eventualidad familiar o personal la misma deba indicarse previamente al selector para que de acuerdo a su preparación, pueda manejar la situación y llevar la entrevista sin que afecte la emotividad. De modo que, en cualquier entrevista laboral es importante la seguridad y tranquilidad que transmite el entrevistado a lo largo del proceso, lo cual puede verse afectado por alguna crisis personal, familiar, de estudios, de pareja o hasta de cambio de residencia o país que este manejando en ese momento.
Tampoco debemos olvidar que el selector también es un ser humano que, en cualquier caso, puede verse conmovido por alguna situación que se presente pero su análisis objetivo puede favorecer o no la contratación que tanto se espera.
Si necesitas un acompañamiento en tu búsqueda de empleo podemos ayudarte. DESEO AUMENTAR MI EMPLEABILIDAD
También podría interesarte:
Comments